¿No haber sido deseado?
Para el psicoanálisis el instinto está perdido. Sin embargo, más de una vez escuché a pacientes comentar, apesadumbrados, haber oído de su propia madre que «el instinto materno no existe». En esas ocasiones, la frase transmitía una falta de deseo que llegaba solapadamente, y no tanto, al pequeño.
El otro caso, que sin palabras también deja al hijo sin resguardo, es aquel cuya madre se ha suicidado o han sido testigos de depresiones graves e incomprensibles.
Estos son algunos ejemplos de lo doloroso que resulta sentir que uno no fue suficientemente significativo como para que la vida de su madre tuviera sentido. La falta de deseo de aquella persona que ocupa el lugar de madre, lugar de “primer Otro significativo”, produce estragos.