¿De qué depende que podamos disfrutar de cada uno de nuestros días?
A veces vivimos como si nuestra vida fuera eterna. Hay varias corrientes filosóficas que proponen que poder pensar que la vida es finita, que mañana podemos no estar, permite valorar más cada momento.
Freud lo desplegó sobre todo a partir de descubrir lo que denominó pulsión de muerte en 1920.
Luego fue ampliado y sistematizado con el concepto de masoquismo y remixado con la noción de goce en Lacan.
En el horizonte de un análisis esta tendencia está siempre presente, trastocarla es uno de sus principales objetivos.